jueves, 23 de julio de 2009

Carta a él




Aquél día, entregué mi cuerpo y alma para crearte, lloré del dolor que causaste para hacerte perfecto, te imaginé, debías ser envidiable, ese era mi propósito, el propósito de cualquier madre.

Al otro día sentía mi mente levitar en lo más profundo de un anhelo y desesperación de tu llegada. Días pasaban, caminaba y mi cuerpo maduraba, sentía como mis pechos endurecían y eran mas hermosos, mis caderas anchaban pero perdía la figura de mi abdomen… Se estiraba, me gustaba.

Todos los días, los amaneceres ya no eran normales como antes, ya había algo más que hacer, seguir aquella dieta, para mantenerte fuerte y saludable. Todo sano, solo para tí.
Yo era joven, solo 22 anos, feliz y rica en amor de mi amante y muy saludable para tener un sano bebé también.

Pasaban los días, visitaba un grupo de chicas jóvenes embarazadas, aprendía tácticas, para cuidarte. Ya había alcanzado 5 meses, no parabas de moverte, bailabas y era de esperar, que madre mas inquieta te gastabas!!

Papá quería ir al doctor para saber tu género, yo me negué, me gustan las sorpresas, luego de tenerte en mis brazos, queria que el impulso de tus ojos y gritos me dieran el nombre correcto para ti… Inmediatamente pensaría en: Luz, la luz de mi vida ó Ben, hijo del mundo.
Tu papá me llevó a pasear, caminábamos entre los árboles, reíamos y creábamos fantasías sobre nosotros tres. Mis amigas me llevaban regalos a la casa, mediecitas de todos los colores ya que no sabíamos si serías un hombrecito o una mujercita.

Pasaron 6 meses…Uff! Que agotada me tenías, mis pies se hinchaban, mi cara engordaba, mi ombligo parecía reventar, ya los pantalones de tu papa ni me servían y yo solo quería comer, comer y comer! Tu papá ya se había convertido en lo más complaciente, mi sirviente debido a todos aquellos antojitos y que normalmente los tenía a la madrugada, él ya no dormía. Recuerdo que un día a las 3 de la madrugada me antojé de unos Crepes y en la zona no había ninguno cerca y menos a esa hora, entonces tu papá estaba muy desesperado y navegó en la internet, buscando unas recetas para al menos hacer algo parecido a los Crepes, pobrecito, pero me amaba tanto, y te amaba a ti, pequeño pedazito de mí.

Tu padre amanecía con sus orejas pegadas a mi abdomen, a mi barrigota, decía que era posible que escuchara tus gritos ahí dentro, juraba que serías igual que yo, gritoncito y grunon! Yo sólo reía, éramos felices y te esperábamos con ansias.

Ya tenías 7 meses y tus abuelos, los padres de tu papá nos invitaron a un lago que desde siempre quise ir, era hermoso alli, un lago intravolcano, impresionante.

Mi madre siempre decía que yo era muy terca, y que siempre terminaría actuando de forma que
yo quiera, sin importar consecuencias, lo sé carino es este mi defecto…
El agua de este lago, te cuento, era muy caliente y contenía algunos elementos químicos libres que en ciertas circunstancias eran daninas.

Cuándo llegamos al lago inmediatamente arrojé mi maletín y me quite el vestido, lista para seguir mi sueno que tenía hace anos, nadar en esas aguas pero tu abuelita me tomó por el brazo y me dijo que no lo hiciera, dijo que esas aguas podrían causarte algún dano, que era muy caliente y la arena no era una simple arena. Mi tercadez me hizo reaccionar como siempre, como yo quisiera, nadie me decía que hacer. Normalmente detestaba los consejos, me sentía lo sufiente grande y madura para actuar, 1er error. Olvidé lo que dijo y fui caminando hacia mi sueno, justo a la misma linea que daba al centro del lago. Caminaba entre aguas, libre y feliz de haber estado allí. Introduje mis pies, sentí como mis pies se enterraban en aquella suave arena, seguí caminando y se mojaron mis rodillas…Luego mis caderas, caminé y caminé hasta undirte…Increíble pero recuerdo como mis piernas se debilitaron y sentí aquél punzón en el corazón que suceden cuando pellizcamos por maldad a nuestros amiguitos del nido.
Traté de disfrutar el lago, nadar, ser yo. Olvidé aquella sensación cuando me mojé por completo.
Ya eran 8 meses… Qué te pasaba, ya habías madurado y no querías jugar? Por qué ya no sentía tus danzas? Por qué empezaba a sentir algo vació dentro de mi, si realmente crecías… No imaginé nada… Ya tu papá se desilucionaba cuando ya no podía acostarse cerca de mi panzita porque no escuchaba ya nada… En unas semanas debías nacer… Empecé a sentir unos tremendos dolores no solo físicos, también mi alma, depresión y tristeza, sentía ausencia y no sabía de qué…

Llegó la hora de ir a la clínica, debías salir ya. El doctor dijo que estabas en un posición un poco extrana y qué no entendía lo que veía. Habrían que sacarte por cesárea. Me prepararon para la operación y era más fuerte el dolor de mi alma que el mismo dolor de alguna contracción.
Tu padre quizo estar presente en la operación, yo estaba con mis ojitos cerrados, dormida, pero a la vez podia ver todo, como si hubiera alguna cámara que se reflejaba en mi mente.
Pude ver la cara de espanto del doctor, y como se tocó el pecho, noté como las enfermeras se volvían locas de un lado a otro y vi como mi amado se arrastraba en el suelo de la sala de operación y como lloraba, parecía que se ahogaba de la más grande tristeza de este mundo… Aún no entendía que pasaba, no sé por qué no podía ver más, en mi estado de poca conciencia no podía verte, te busqué por todas partes y solo podía ver el dolor y desesperación de los presentes, pero y tú? Dónde estabas? Debía esperar unos minutos hasta poder despertar y encontrarte.
Finalmente desperté… Pude ver la realidad. Te habías quemado, yo te había quemado. Tus manitos eran casi pólvora, eran arena, tu piel no tenía nisiquiera un color y tus ojos eran tan profundos que no pude verlos, estabas tan pequeño, como si te hubieran arrugado como un papel… Mi alma tambien de polvorisaba y de mis ojos brotaron lágrimas que parecían ser lava.

El doctor dijo que habías sufrido mucho calor, o un calor en específico que causó este gran dano.
El lago, aquel lago que tanto quise entrar, el lago de mis suenos provocó este desastre. Estuve advertida, pero no me importó, quise hacerlo, simplemente ser yo. Olvidé que ya no era única, éramos dos, no pensé en ti, fui egoísta y me guíe por lo que solo yo quería, destruí tu vida, otras vidas por no mirar aquellas consecuencias. Te pido perdon, si puedes perdonarme, ahora me pierdo en un terrible dolor hijito… Perdóname por olvidar que mi propósito era que fueras feliz.
Perdóname por olvidar que tu querías vivir.

Solo quise contarte la razón de mi partida, me escapo de este mundo para llegar a ti, para dormir a tu lado y cambiarte los panales, para reganarte y pagar si debo hacerlo todo el dano que te causé… Debí escribirlo porque no se si con esta partida realmente me reecuentre contigo… Solo Dios sabrá cual será mi senda.

Amit Amiran

23/07/09


No hay comentarios: